Tras el alzamiento militar de julio de 1936, la ciudad de Sanlúcar de Barrameda fue ocupada por las fuerzas sublevadas en los días inmediatamente posteriores al golpe. El control efectivo de la ciudad, facilitado por la estrategia del general Gonzalo Queipo de Llano en el sur de España, permitió la rápida instauración de una represión política destinada a desmantelar las estructuras del Frente Popular. El 1 de septiembre de 1936, esta represión alcanzó un punto culminante con la ejecución de varios individuos considerados opuestos al nuevo régimen. Estas acciones formaban parte de una estrategia más amplia de control territorial y eliminación de la disidencia.
Contexto y desarrollo de los sucesos
Una vez consolidado el control militar, el Castillo de Santiago (en la imagen) fue utilizado como un centro de detención donde se recluía a los prisioneros antes de su enjuiciamiento o, en muchos casos, de su fusilamiento extrajudicial. Los hechos del 1 de septiembre se enmarcan en una serie de ejecuciones que se llevaron a cabo durante los primeros meses del control militar en la zona. La violencia institucionalizada se dirigió principalmente contra miembros de partidos de izquierda, sindicatos y figuras destacadas del ámbito republicano.
Los registros históricos señalan que las ejecuciones de ese día incluyeron a diversas personas, entre las que se encontraban:
- José Caos
- Nicolás Trujillo
- Salvador Peña
- Francisco Galán Lozano
- José Romero Juez
- Rafael Expósito Expósito
- José González Mora
- Francisco Serrano Palma, un ex concejal de filiación socialista.
Estas personas, al igual que muchas otras víctimas de la represión en Sanlúcar, eran miembros activos de la vida política y social de la ciudad.
Valor documental e historiografía
La documentación de estos sucesos se basa en fuentes primarias y secundarias. Una de las más importantes es el diario personal de Manuel Barbadillo Rodríguez, un viticultor sanluqueño que residía cerca del Castillo de Santiago. Su testimonio, recogido en el libro «Excidio», ofrece una crónica contemporánea de la guerra en Sanlúcar y proporciona los nombres de muchas de las víctimas, lo que ha sido fundamental para la investigación histórica posterior. El diario de Barbadillo constituye un valioso registro para entender la cronología y el alcance de las ejecuciones.
Las ejecuciones del 1 de septiembre de 1936 son un ejemplo de la violencia sistémica que caracterizó la represión de la retaguardia en la Guerra Civil. Sirven como un punto de referencia para el estudio de la consolidación del poder militar y la supresión de la oposición en las zonas controladas por el bando nacional.