Caída de Málaga

De la ofensiva nacional a la Desbandá: la caída de Málaga

En los primeros meses de 1937, la ciudad de Málaga se convirtió en escenario de una de las operaciones militares más importantes del frente sur durante la Guerra Civil. Desde el inicio de la contienda, la capital malacitana había permanecido bajo control republicano, pero su defensa se hallaba debilitada por la falta de fortificaciones, armamento y coordinación entre las distintas fuerzas.

La ofensiva nacional

El 3 de febrero de 1937 comenzó la ofensiva final. El ejército nacional, bajo la dirección del general Queipo de Llano, movilizó un contingente variado y experimentado. Participaron en la operación tropas de regulares marroquíes del Ejército de África, la Brigada de Navarra, elementos de la División del Sur, además de la decisiva ayuda del Corpo Truppe Volontarie (CTV) enviado por Mussolini, que aportó unos 10.000 efectivos italianos entre infantería, artillería y carros de combate. Por mar, los cruceros Canarias y Baleares, junto a otras unidades navales, bombardearon posiciones costeras y hostigaron la retirada republicana. La aviación también jugó un papel clave, proporcionando cobertura aérea y castigando las concentraciones enemigas.

La defensa republicana

En el bando republicano, la defensa de la ciudad quedó en manos de fuerzas mal organizadas. El principal mando recaía en el general José Villalba Rubio, pero las discrepancias con las milicias complicaron cualquier estrategia unitaria. Había presencia de batallones comunistas, anarquistas de la CNT-FAI, y milicias socialistas, además de algunos efectivos de las Brigadas Internacionales, aunque en número reducido. La artillería era escasa y apenas contaban con carros de combate, lo que hizo imposible contener el avance nacional.

La toma de la ciudad

El empuje fue rápido y contundente. El 6 de febrero las líneas republicanas ya estaban desbordadas, y el día 7 las tropas nacionales entraban en Málaga casi sin oposición organizada. La caída fue consecuencia directa de la superioridad material y de la falta de coordinación en la defensa.

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El éxodo hacia Almería

Para la población civil comenzó entonces un dramático éxodo hacia Almería. Miles de personas emprendieron la huida a pie por la carretera costera, buscando refugio en territorio republicano. En esa retirada, conocida como la Desbandá, se produjeron ataques desde el aire y el mar que ocasionaron un gran número de víctimas, cifra que aún hoy sigue siendo objeto de debate entre los historiadores.

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Consecuencias estratégicas

La toma de Málaga tuvo una gran trascendencia. Supuso para la República la pérdida de un importante puerto mediterráneo y un golpe a la moral de sus defensas en Andalucía. Para el bando nacional, la victoria consolidaba su dominio en el sur, mostraba la eficacia de la cooperación con Italia y servía de ejemplo de la capacidad de maniobra de sus unidades más disciplinadas, como los regulares y la brigada navarra.

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