coronel Ciriaco Cascajo Ruiz

El estallido de la Guerra Civil en Córdoba

En la madrugada del 18 de julio de 1936, las noticias del levantamiento militar en el Protectorado de Marruecos y en otras guarniciones españolas llegaron a Córdoba. El gobernador civil, Rodrigo Vivar Téllez, intentó mantener el orden y la legalidad republicana, pero contaba con medios muy limitados frente al poder militar que se disponía a actuar.

La sublevación de Cascajo

A diferencia de la incertidumbre que reinaba en otras capitales, el levantamiento en Córdoba fue fruto de una preparación minuciosa. El coronel Ciriaco Cascajo Ruiz, (en la imagen a la izquierda) al mando del Regimiento de Artillería Pesada nº 1, había diseñado el plan con antelación.

En la tarde del día 18, mientras gran parte de la población seguía su vida cotidiana, Cascajo activó la sublevación desde su cuartel. Las tropas rebeldes ocuparon de forma fulminante los puntos estratégicos: el Gobierno Civil, la estación de tren y las sedes de los principales sindicatos y partidos de izquierda.

La única resistencia significativa fue la del capitán Manuel Tarazona, leal a la República, que trató de defender el Gobierno Civil junto a una reducida guarnición de la Guardia de Asalto. Superados en número y armamento, Tarazona y sus hombres fueron detenidos, juzgados en consejo de guerra y fusilados pocos días después.

Enfrentamientos en la ciudad

Las organizaciones obreras, principalmente la CNT y la UGT, junto con militantes del Frente Popular, intentaron levantar la resistencia en barrios populares, improvisando barricadas y distribuyendo armas incautadas. Sin embargo, el control del Ejército y la Guardia Civil inclinó rápidamente la balanza.

Se produjeron tiroteos en varias zonas, sobre todo en torno al Gobierno Civil, pero al caer la tarde el coronel Cascajo había consolidado su autoridad. El gobernador Vivar fue arrestado y ejecutado poco después.

La adhesión de la Guardia Civil

Un factor decisivo fue la postura de la Guardia Civil. Inicialmente expectante, el cuerpo terminó sumándose al golpe en las horas siguientes. Esta decisión debilitó de manera definitiva a las fuerzas republicanas y otorgó a los sublevados el dominio militar y moral de la capital.

Los días 19 y 20 de julio, Cascajo ordenó registros domiciliarios, detenciones masivas y ejecuciones sumarísimas contra dirigentes obreros, cargos municipales y militantes de izquierda.

Las primeras víctimas de la represión

Entre las víctimas de aquellos primeros días se cuentan figuras destacadas de la vida política y social cordobesa:

  • Rodrigo Vivar Téllez, gobernador civil.
  • Antonio Jaén Morente, rector de la Universidad de Córdoba, fusilado el 29 de julio.
  • Rafael Sánchez Guerra, exalcalde republicano.
  • Manuel Sánchez-Badajoz, concejal socialista.
  • Antonio Acuña, dirigente sindical de la CNT.

Los fusilamientos se concentraron en las tapias del cementerio de La Salud, convertidas en el escenario habitual de ejecuciones durante el verano y otoño de 1936.

Córdoba en la retaguardia franquista

En apenas dos días, Córdoba quedó firmemente en manos de los sublevados. La resistencia se desplazó entonces a varias localidades de la provincia, como Baena, Castro del Río, Montilla o Espejo, donde estallarían combates en semanas posteriores.

La capital, sin embargo, quedó integrada en la retaguardia franquista desde el inicio mismo de la guerra, bajo un régimen de represión que marcó profundamente la vida política y social de la provincia.

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