Franco Generalisimo

21 de septiembre de 1936: Franco nombrado “Generalísimo”

El 21 de septiembre de 1936 se produjo en Salamanca una reunión decisiva para el rumbo de la Guerra Civil Española. Apenas dos meses después del alzamiento militar, los generales sublevados necesitaban acabar con la dispersión de mandos y nombrar a un jefe único. Ese día, Francisco Franco fue designado Generalísimo de los Ejércitos, paso previo a su proclamación como Jefe del Estado.

La necesidad de un mando único

Hasta entonces, la rebelión estaba dirigida de forma colegiada. Mola coordinaba desde Navarra, Queipo de Llano dominaba Andalucía a base de discursos radiofónicos y Cabanellas presidía la Junta de Defensa Nacional desde Burgos. Pero todos actuaban con autonomía y sin un plan conjunto. El riesgo era evidente: la división podía dar al traste con la sublevación.

En este contexto, la figura de Franco había ido ganando peso. Contaba con la Legión y los Regulares, había logrado trasladar a miles de soldados desde Marruecos gracias a la ayuda alemana e italiana, y se mostraba como el general capaz de imponer disciplina.

La finca de Pérez-Tabernero y la decisión

La reunión del 21 de septiembre no se celebró en un gran palacio ni en un ministerio, sino en un barracón de madera levantado en la finca San Fernando, propiedad del ganadero salmantino Antonio Pérez-Tabernero. Allí, en el aeródromo improvisado en sus terrenos, se reunieron los generales para decidir el futuro de la sublevación.

En esa sesión se resolvió que Franco sería nombrado Generalísimo de los Ejércitos, título histórico reservado para mandos supremos en momentos de guerra. La elección no fue unánime: Cabanellas y algunos otros recelaban de concentrar tanto poder en una sola persona. Pero Franco contaba ya con la logística, los contactos internacionales y el control de tropas suficientes como para imponerse.

Ese mismo día, las tropas de Yagüe tomaban Maqueda, a las puertas de Madrid. Era el momento idóneo para marchar sobre la capital. Sin embargo, Franco ordenó desviar la ofensiva hacia Toledo para liberar el Alcázar sitiado, donde resistía Moscardó desde julio.

La maniobra fue cuestionada desde un punto de vista militar, porque retrasaba el golpe contra Madrid. Pero Franco entendía el valor propagandístico: rescatar el Alcázar sería un triunfo simbólico que consolidaría su liderazgo y lo presentaría como el salvador de héroes y mártires.

Conviene aclarar una confusión habitual. El aeródromo de San Fernando, donde tuvo lugar la reunión, no debe confundirse con el aeródromo de Matacán (actual aeropuerto de Salamanca).

  • San Fernando estaba situado junto a la finca de Pérez-Tabernero, muy próxima a la ciudad, y desapareció con la expansión urbana.
  • Matacán se construyó después, en 1937, a unos 15 km al sureste de Salamanca, como base aérea moderna.

La reunión, por tanto, se celebró en un barracón de la finca San Fernando, dentro de las propiedades de un ganadero taurino, y no en el aeródromo que hoy conocemos como Matacán.

Una semana más tarde, el 1 de octubre de 1936, Franco era proclamado Jefe del Estado en Burgos. El nombramiento como Generalísimo y la operación de Toledo sellaron su destino: se erigió como líder indiscutido del bando sublevado y sentó las bases de una dictadura que se prolongaría hasta 1975.

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