El 4 de octubre de 1936 fue asesinado el joven sacerdote valenciano Enrique Morant Pellicer, párroco de Barx y natural de Bellreguard, en la comarca de la Safor. Tenía apenas 27 años.
Un joven sacerdote de vida ejemplar
Nacido el 13 de octubre de 1908 en Bellreguard (Valencia), Enrique Morant procedía de una familia profundamente cristiana. Cursó sus primeros estudios en las Escuelas Pías de Gandía y, tras un breve paso por la Escuela de Arquitectura de Madrid, decidió consagrar su vida al sacerdocio. Se formó en el Seminario de Valencia y fue ordenado presbítero en 1933.
Su primer destino fue la parroquia de Barx, donde destacó por su sencillez, entrega pastoral y capacidad para atraer a los jóvenes. Organizó una biblioteca parroquial, un coro juvenil y promovió los Ejercicios Espirituales y la Acción Católica. Quienes lo conocieron lo recordaron como un sacerdote alegre, culto, cercano y profundamente devoto.
Hostigamiento y traslado
Tras la victoria del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936, las tensiones anticlericales en la región de Levante se agudizaron. El padre Morant comenzó a sufrir hostigamiento y amenazas, lo que obligó a su traslado a Valencia, donde ejerció como director de un patronato en el Grao.
En aquel periodo, los ataques a la Iglesia —saqueos, incendios y persecuciones— se multiplicaron por toda la provincia.
La tormenta de 1936
El estallido de la Guerra Civil en julio de 1936 el poder pasó a Comités Revolucionarios, que actuaban con poder absoluto en los municipios.
Ante el clima de inseguridad, Enrique Morant regresó a su pueblo natal, Bellreguard, donde fue detenido el 3 de octubre de 1936 por milicianos vinculados al Comité Local. Según los testimonios recogidos posteriormente, fue conducido ante dicho comité, donde reafirmó su fe y su condición sacerdotal. Le permitieron regresar a su casa, pero aquella misma noche volvió a ser arrestado.
Ejecución y responsabilidad política
La detención y posterior ejecución del padre Morant fueron acciones llevadas a cabo por las milicias armadas que actuaban bajo la dirección del Comité Revolucionario de la zona. Estos comités, que detentaban el poder de facto en los municipios, estaban integrados por una conjunción de fuerzas del Frente Popular y de los principales sindicatos obreros del Levante: la CNT (Confederación Nacional del Trabajo), la UGT (Unión General de Trabajadores), el PSOE y el PCE.
Aunque fue liberado por un breve lapso tras haber administrado la confesión a otros presos, volvió a ser arrestado al anochecer. Fue trasladado al término municipal de Xeraco (Valencia) y allí fue fusilado, junto a varios vecinos de Bellreguard —entre ellos Alfredo Pellicer Pellicer, Fernando Pellicer Pellicer y Jaime Muñoz Pellicer—. Tenía 27 años.
La Iglesia lo reconoce como mártir, asesinado in odium fidei, “por odio a la fe”, siendo la persecución contra la Iglesia Católica el móvil principal de su ejecución.
La Causa General y el “Ramo de Jaraco”
En el Archivo Histórico Nacional (Causa General, Valencia, Legajo 1377, Caja 2, Expediente 2) se conserva una carta del Ayuntamiento Nacional de Bellreguard, fechada el 23 de enero de 1941, en la que se comunica oficialmente al Fiscal Instructor la identidad del sacerdote asesinado “en el término de Jaraco”, aportando datos de su familia y las circunstancias del crimen. El expediente forma parte del denominado “Ramo de Jaraco”, que reúne informes municipales, listas de víctimas y formularios oficiales con relaciones de los asesinatos y saqueos ocurridos en la comarca de la Safor.
En esos documentos aparecen también las hojas modelo “Estado nº 1/3” elaboradas por el Ayuntamiento de Jaraco, donde se consignan los nombres de las víctimas y las “personas sospechosas de participación”. No obstante, hasta la fecha no se ha hallado la nómina completa del Comité Revolucionario de Bellreguard, por lo que los autores materiales del crimen permanecen sin identificación nominal.
Los comités revolucionarios en la Safor
Durante los primeros meses de la contienda, la autoridad civil quedó en manos de los comités revolucionarios, integrados por militantes de partidos y sindicatos del Frente Popular. En Valencia, el Comité Ejecutivo Popular (CEP), del que dependían los comités locales, contaba con representantes de la CNT, la UGT, el PSOE y el PCE, y su Delegación de Orden Público estaba dirigida por un dirigente socialista.
Este entramado político-sindical explica la rápida extensión de la represión religiosa en la provincia y la impunidad con la que se llevaron a cabo centenares de ejecuciones extrajudiciales, entre ellas la del joven sacerdote de Bellreguard.
Beatificación y memoria
El Beato Enrique Morant Pellicer fue beatificado por el papa Juan Pablo II el 11 de marzo de 2001, integrándose en el grupo de 233 mártires de la Archidiócesis de Valencia. Desde entonces, su memoria se celebra cada 4 de octubre, coincidiendo con la festividad de San Francisco de Asís.
Su nombre figura en el Martirologio Romano y en los archivos diocesanos de Valencia, donde se conservan testimonios sobre su vida, su fidelidad sacerdotal y su serenidad ante la muerte.