El 6 de noviembre de 1936, en uno de los periodos más tensos del conflicto, el Gobierno de la Segunda República decidió abandonar Madrid y establecerse en Valencia. La medida respondía al avance imparable de las tropas sublevadas, que amenazaban con rodear y tomar la capital.
Desde finales de octubre, las fuerzas dirigidas por los generales Varela y Yagüe habían roto varias líneas defensivas. Las tropas marroquíes, la Legión y los contingentes enviados por Alemania e Italia acercaban la guerra a los barrios periféricos de Madrid, generando la sensación de que la caída podía ser cuestión de días.
La decisión del Gobierno de Largo Caballero
Ante el riesgo de aislamiento o captura, Largo Caballero y su gobierno tomaron la decisión estratégica de trasladarse a Valencia. Allí podían garantizar la continuidad institucional, coordinar el esfuerzo de guerra y asegurar la comunicación con el resto del territorio republicano.
Por qué Valencia
La ciudad ofrecía mayor seguridad militar, una retaguardia firme y mejores comunicaciones. También contaba con infraestructura administrativa suficiente, apoyo político y un ambiente propicio para mantener el funcionamiento del Estado.
Reacciones en Madrid
El traslado fue percibido por muchos madrileños como un abandono en plena defensa de la ciudad. La respuesta fue inmediata: bajo el mando del general José Miaja y del jefe del Estado Mayor Vicente Rojo, se lanzó la consigna simbólica:
“¡Madrid será la tumba del fascismo!”
Valencia, capital republicana
Durante casi dos años, Valencia se convirtió en la capital política y administrativa de la República, acogiendo ministerios, delegaciones diplomáticas, servicios de propaganda y organismos del Estado.
Un traslado con consecuencias políticas
La separación física entre la dirección política y la defensa de Madrid generó tensiones internas, especialmente entre comunistas y anarquistas, que criticaron el alejamiento del frente. Aun así, el traslado permitió asegurar la continuidad del gobierno y evitar una posible desarticulación institucional.

