Pedro Poveda Castroverde nació en Linares (Jaén) en 1874 y fue ordenado sacerdote en 1897. Ejerció su ministerio en Guadix, donde promovió escuelas para los más pobres, y en Covadonga, donde fue canónigo.
Convencido de que la transformación de la sociedad debía pasar por la educación, se dedicó a impulsar la formación cristiana y la promoción de la mujer a través de la enseñanza.
Fundador de la Institución Teresiana
La gran obra de Pedro Poveda fue la Institución Teresiana, que debe su nombre a la primera academia fundada en Oviedo en 1911, dedicada a Santa Teresa de Ávila.
En 1917, el obispo de Jaén, Mons. Rey Lemos, aprobó la obra de las academias como asociación de fieles. En 1924, el papa Pío XI concedió la aprobación definitiva como Pía Unión.
La Institución pronto se expandió fuera de España:
- 1928: llegada a Chile.
- 1934: implantación en Italia.
En la actualidad, está presente en treinta países de América, Europa, Asia y África, continuando la misión iniciada por su fundador de integrar la fe y la educación en la vida pública.

El estallido de la Guerra Civil Española el 18 de julio de 1936 dio lugar en la zona controlada por el Frente Popular a una fuerte oleada de violencia anticlerical. Numerosos religiosos fueron arrestados y ejecutados sin juicio. En Madrid, la persecución fue inmediata: conventos incendiados, iglesias saqueadas y centenares de sacerdotes detenidos.
Arresto y detención
El 28 de julio de 1936, un grupo de milicianos anarquistas de la FAI y de la CNT acudió a la residencia de Pedro Poveda, situada en la calle Alameda nº 8 de Madrid, donde se encontraba también la sede de la Institución Teresiana.
En las primeras horas tras la detención le acompañó su hermano Carlos Poveda. Ambos fueron conducidos ante diversos tribunales populares en los que el sacerdote respondía siempre con la misma frase:
- “Soy ministro del Señor”.
Finalmente, los hermanos fueron separados. El sacerdote se despidió con las palabras:
- “¡Adiós, Carlos! Dios me quiere fundador y mártir; tú, sálvate. No tengas miedo”.
En su traslado, Poveda también se dirigió a los milicianos, citando el Evangelio:
- “Si no me conocéis y nada os he hecho, ¿por qué me detenéis?”.
A lo que ellos respondieron: - “Eres un pez muy gordo, que haces mucho daño a los nuestros. Eres un medio obispo muy peligroso”.
Confesión antes del martirio
Mientras estuvo detenido en la sede de la Confederación General de Trabajadores (CGT), Pedro Poveda coincidió con otro sacerdote, el P. Julio Barcia. Ambos se reconocieron y conversaron.
Antes de ser conducido a un nuevo simulacro de juicio, Poveda pidió confesarse, lo que pudo hacer con el P. Barcia. Poco después sería trasladado al lugar de su ejecución.
Ejecución en el cementerio del Este
El mismo 28 de julio de 1936, Pedro Poveda fue trasladado al cementerio del Este (actual cementerio de la Almudena). Allí fue fusilado sin proceso judicial. No consta que fuese ejecutado junto a otros religiosos en ese momento, aunque era habitual que los fusilamientos se realizaran de manera colectiva.
Su cuerpo fue enterrado en una fosa común.
Destino de sus restos
Tras el final de la Guerra Civil, sus restos fueron exhumados y trasladados a su tierra natal. Actualmente se conservan en la Casa-Museo de San Pedro Poveda en Linares (Jaén), sede de la Institución Teresiana, donde también se custodian objetos y recuerdos de su vida.
Reconocimiento posterior
La Iglesia reconoció su muerte como un caso de martirio por odio a la fe.
- Fue beatificado en 1993 por el papa Juan Pablo II.
- Fue canonizado en 2003, junto con otros mártires españoles del siglo XX.
- Su festividad litúrgica se celebra cada 28 de julio.