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La Batalla de Brunete

La Batalla de Brunete fue una de las operaciones militares más decisivas de la Guerra Civil Española. Tuvo lugar entre el 6 y el 25 de julio de 1937 en el sector oeste de Madrid, principalmente en torno a la localidad madrileña de Brunete y su comarca. Su objetivo era doble: aliviar la presión del ejército franquista en el norte y demostrar la fuerza del Ejército Popular de la República. El resultado fue un fracaso estratégico que dejó tras de sí decenas de miles de bajas y un escenario devastado.

Contexto histórico

En junio de 1937 el frente norte republicano se encontraba al borde del colapso. Bilbao había caído en manos franquistas y la República necesitaba con urgencia una maniobra que obligara a Franco a detener su ofensiva en el Cantábrico.

La ofensiva sobre Brunete, concebida por el general Vicente Rojo, buscaba romper las líneas nacionales al oeste de Madrid y, con ello, obligar al enemigo a desviar tropas del norte hacia la capital. Además, pretendía ser un golpe de efecto propagandístico que mostrase la capacidad ofensiva republicana ante la comunidad internacional.

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El inicio de la ofensiva

El 6 de julio de 1937, el Ejército Popular lanzó su ataque con unos 80.000 soldados, 200 carros de combate y un importante despliegue aéreo. En apenas horas, los republicanos lograron sorprender a los nacionales y ocupar Brunete, además de otras localidades cercanas.

Entre sus filas combatían no solo tropas españolas, sino también brigadas internacionales y unidades blindadas de origen soviético. Frente a ellos, el bando franquista contaba con unos 40.000 efectivos, respaldados por la Legión Cóndor alemana y la Aviazione Legionaria italiana.

El contraataque franquista

Tras el impacto inicial, los nacionales reaccionaron con rapidez. Entre el 18 y el 25 de julio, reforzados por un dominio casi absoluto del aire y un potente despliegue artillero, lanzaron una contraofensiva demoledora.

El calor sofocante de julio en la meseta castellana, con temperaturas superiores a los 40 grados, se convirtió en un enemigo más: miles de soldados sufrieron insolaciones, sed y agotamiento extremo.

Finalmente, el ejército franquista recuperó la mayor parte del terreno perdido, dejando Brunete en ruinas y el frente en una situación muy similar a la inicial.

Consecuencias de la batalla

Balance humano: se calcula que entre 35.000 y 40.000 combatientes murieron, resultaron heridos o desaparecieron en tan solo tres semanas.
Resultado militar: la operación fue una victoria táctica franquista y un fracaso estratégico republicano, ya que no consiguió frenar la ofensiva en el norte.
Repercusiones políticas: el desgaste de recursos y la elevada mortandad supusieron un duro golpe moral para la República, que había depositado grandes esperanzas en esta ofensiva.

Importancia histórica

La Batalla de Brunete dejó una huella imborrable en la Guerra Civil. Representó el esfuerzo del Ejército Popular por recuperar la iniciativa, pero también puso de manifiesto sus carencias logísticas, de coordinación y de resistencia frente a la superioridad aérea del enemigo.

Pese al heroísmo de miles de combatientes, la operación se saldó con un fracaso devastador, que abrió el camino para la posterior caída de Santander y Asturias en manos franquistas y marcó un punto de inflexión en el conflicto.

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