Batalla de Guadalajara

La Batalla de Guadalajara: triunfo republicano y revés italiano

La Batalla de Guadalajara se desarrolló entre el 8 y el 23 de marzo de 1937. Se convirtió en la primera gran victoria republicana frente a las tropas franquistas.

Tras la caída de Málaga, Franco pretendía lanzar un ataque al noreste de Madrid para intentar cerrar definitivamente el cerco de la capital, que resistía con obstinación. Para la operación en Guadalajara confió en sus aliados italianos. Mussolini, deseoso de demostrar la fuerza del fascismo y consolidar su influencia en España, envió a su Corpo Truppe Volontarie (CTV): cerca de 30.000 hombres, apoyados por carros de combate, artillería pesada y aviación.

El avance italiano y el papel del clima

El 8 de marzo comenzó la ofensiva. Los italianos avanzaron desde Soria y Sigüenza hacia las llanuras alcarreñas, ocupando pueblos y causando pánico en los primeros días. Sin embargo, pronto el tiempo se volvió contra ellos. La lluvia, la niebla y el barro transformaron las carreteras en lodazales impracticables, ralentizando los blindados y dejando la aviación en tierra. Lo que en los despachos de Roma parecía una campaña relámpago, en la realidad se convirtió en un avance torpe y cada vez más vulnerable.

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La resistencia republicana

Frente a ellos, la República movilizó a brigadas mixtas, milicianos y, de forma decisiva, a las Brigadas Internacionales, especialmente a las XI y XII. Entre sus filas combatían también italianos, pero del otro bando. La lucha se recrudeció en torno a Brihuega y Torija, donde la resistencia se hizo férrea. Los republicanos aprovecharon el terreno y el clima para contener la ofensiva, hasta que llegó el momento de pasar al contraataque.

El contraataque en Brihuega

Entre el 18 y el 23 de marzo, las fuerzas republicanas lanzaron su ofensiva final. El barro seguía atascando a los blindados italianos, mientras los combatientes republicanos recuperaban posiciones. Brihuega cayó en sus manos y la retirada del CTV se convirtió en desbandada. Miles de bajas, material perdido y una moral destrozada fueron el balance para las tropas enviadas por Mussolini.

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Significado histórico

Guadalajara no cambió el rumbo de la guerra, que seguiría aún dos largos años, pero sí dejó una huella profunda. Para la República fue un triunfo moral, un soplo de aire en medio de tantas derrotas. Para el fascismo italiano, un gran revés que avisó que los ejércitos de Mussolini no eran invencibles.

¿Qué unidades lucharon en la Batalla de Guadalajara?

En la Batalla de Guadalajara se enfrentaron principalmente las tropas enviadas por Mussolini contra el Ejército Popular de la República. El bando sublevado lanzó al combate al Corpo Truppe Volontarie (CTV), integrado por unos 30.000 soldados italianos organizados en cuatro divisiones —“Dio lo Vuole”, “Fiamme Nere”, “Penne Nere” y la “Littorio”, la más profesional—, apoyados por carros ligeros, artillería pesada y aviación con cazas Fiat CR.32 y bombarderos Savoia-Marchetti. Junto a ellos participaron algunas unidades españolas, como efectivos de la División Soria y batallones de caballería y artillería, que actuaron en funciones de apoyo.

Frente a ellos, la República desplegó varias brigadas mixtas, entre ellas la 11.ª al mando de Enrique Líster, la 12.ª de Nicolás Sánchez y la 14.ª de Cipriano Mera. Pero el peso decisivo lo tuvieron las Brigadas Internacionales, en especial la XI y la XII, que combatieron con gran dureza en torno a Brihuega y Torija. Dentro de ellas destacó el Batallón Garibaldi, formado por italianos antifascistas que luchaban contra sus propios compatriotas enviados por Mussolini. La aviación republicana, reforzada con los cazas soviéticos Polikarpov I-15 “Chato” e I-16 “Mosca”, también desempeñó un papel relevante al recuperar la iniciativa en los cielos cuando mejoró el tiempo.

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