El 12 de septiembre de 1936 las tropas sublevadas al mando del general Emilio Mola entraron en San Sebastián. La caída de la capital guipuzcoana fue uno de los hitos más importantes de la campaña del norte en los primeros meses de la guerra, ya que permitió a los nacionales controlar la frontera occidental con Francia y dejar aislado al País Vasco republicano.
La campaña de Guipúzcoa y la caída de Irún
Tras el levantamiento del 18 de julio, Guipúzcoa permaneció bajo el control del Frente Popular, aunque con una notable división entre anarquistas, socialistas, comunistas y nacionalistas vascos. Esta falta de unidad dificultó la organización militar y la defensa de las principales localidades.
El general Emilio Mola, responsable del alzamiento en el norte, comprendió la importancia estratégica de la frontera guipuzcoana con Francia. Si lograba cerrarla, la República perdería una de sus principales vías de suministro de armas y material de guerra.
El 27 de agosto de 1936 comenzó la ofensiva nacional sobre Guipúzcoa. Las fuerzas participantes estaban compuestas por requetés navarros, falangistas y tropas regulares del ejército, apoyadas por artillería y aviación. El coronel Juan Beorlegui dirigió el ataque contra Irún, mientras el coronel José Solchaga mandaba las columnas navarras.
Tras intensos combates, Irún cayó el 5 de septiembre. La ciudad fue incendiada en la retirada por las milicias republicanas, lo que provocó un grave desastre urbano y humanitario. Con la frontera cerrada, San Sebastián quedó aislada y prácticamente indefensa.
La entrada en San Sebastián y sus consecuencias
El 12 de septiembre de 1936, las columnas de Mola entraron en San Sebastián sin apenas resistencia. La mayor parte de las autoridades y milicias habían evacuado previamente hacia Bilbao, dejando la ciudad en manos de la población civil.
Entre las fuerzas que participaron en la entrada figuraban:
- Los Tercios de Requetés de San Miguel, Nuestra Señora del Camino y Montejurra.
- Tropas falangistas integradas en las columnas navarras.
- El Regimiento América número 23 y el Regimiento Sicilia número 8.
El coronel Solchaga dirigió la operación, mientras que el coronel Beorlegui, herido en Irún, aún alcanzó a intervenir antes de fallecer pocos días después.
La ocupación de San Sebastián tuvo consecuencias inmediatas:
- El Frente Popular perdió la capital guipuzcoana en apenas dos meses de guerra.
- El País Vasco republicano quedó aislado de Francia, perdiendo su principal vía de abastecimiento por Guipúzcoa.
- Se consolidó la superioridad estratégica de los nacionales en el norte, que utilizaron San Sebastián como base para posteriores operaciones en Vizcaya y Cantabria.
- Se instauró de inmediato una represión política, con detenciones y ejecuciones de simpatizantes republicanos y nacionalistas vascos.
San Sebastián permaneció bajo control nacional durante todo el conflicto, convirtiéndose en una de las primeras capitales importantes que pasó a manos de las tropas sublevadas.
