guerra civil en santander

La Guerra Civil en Santander

El 18 de julio de 1936, el golpe de Estado contra la Segunda República fracasó en la provincia de Santander. Los principales líderes militares sublevados en Santander fueron el coronel de infantería Luis Martín Alonso y los comandantes Ceballos y Eleuterio P. Marcos Ingelmo. El coronel Martín Alonso, los comandantes Ceballos y Marcos Ingelmo, junto a otros implicados, fueron detenidos. Ceballos y Marcos Ingelmo murieron tiroteados poco después, mientras que Martín Alonso fue herido.

La ausencia de apoyo militar significativo al golpe en la provincia de Santander permitió que las fuerzas leales a la República, compuestas por la Guardia de Asalto, la Guardia Civil y milicias obreras, mantuvieran el control. Sin embargo, la victoria inicial no se tradujo en estabilidad. El vacío de poder y la desintegración de las estructuras de gobierno provinciales propiciaron una represión incontrolada por parte de milicias anarquistas y comunistas. Este período de violencia se saldó con la ejecución de cientos de personas, principalmente de la élite conservadora, la burguesía y el clero. Esta represión no solo desarticuló a la oposición interna, sino que también sembró una profunda división social y política que debilitaría al bando republicano desde dentro.

A nivel militar, la provincia se convirtió en un reducto aislado. La superioridad aérea y naval del bando sublevado impidió el flujo regular de suministros y refuerzos. La falta de armamento moderno y la escasez de alimentos y medicinas se agudizaron con el paso de los meses. La llegada de la Guerra del Norte en 1937, tras la caída de Vizcaya, colocó a Santander en una posición insostenible.

La Ofensiva del Norte y la Desmoralización Republicana

La caída de Bilbao en junio de 1937 fue un golpe devastador para la moral del ejército republicano en el norte. La posterior ofensiva nacional, dirigida por los generales Fidel Dávila Arrondo y José Solchaga, tuvo como objetivo la conquista de Santander. Las fuerzas atacantes estaban compuestas por tropas españolas, las divisiones italianas del Corpo Truppe Volontarie (CTV) y el apoyo aéreo de la Legión Cóndor alemana.

El plan sublevado era una ofensiva en pinza, con avances desde el este y el sur. La superioridad numérica y tecnológica del bando nacional era abrumadora, especialmente en aviación y artillería. Frente a ello, las fuerzas republicanas estaban desorganizadas y con un liderazgo fragmentado. El Ejército Popular de la República, bajo el mando de los generales Mariano Gamir Ulibarri y Francisco Galán, estaba compuesto por brigadas heterogéneas, algunas de las cuales mostraban signos de desafección y falta de disciplina.

Uno de los episodios más controvertidos de la Batalla de Santander fue el llamado Pacto de Santoña. Aunque las fuentes difieren en los detalles, la premisa principal es que el PNV, a través de sus batallones, negoció una rendición por separado con las tropas italianas del CTV, buscando un trato especial para sus combatientes. Este acuerdo, que no fue respetado por el bando sublevado, desató una crisis de confianza entre las distintas facciones republicanas, debilitando aún más la ya precaria defensa. La desintegración del frente fue un factor decisivo en la rápida victoria nacional.

La Ocupación de la Provincia y las Consecuencias de la Posguerra

Las tropas sublevadas entraron en Santander el 26 de agosto de 1937, sin apenas resistencia en la ciudad. La caída de la capital simbolizó el fin de la campaña del norte para la República. La ocupación fue seguida por una represión sistemática y masiva. La prisión de El Dueso, en Santoña, se convirtió en un campo de concentración donde miles de prisioneros de guerra y opositores políticos fueron encarcelados. Los fusilamientos, los juicios sumarísimos y la represión social marcaron los años siguientes.

Mujeres santanderinas recibiendo a las tropas de Francoa

La provincia de Santander, y particularmente su capital, sufrió una transformación profunda. La represión franquista se centró en la eliminación de cualquier vestigio de republicanismo y la consolidación de un nuevo orden social y político. La burguesía y las élites conservadoras, que habían sido víctimas del terror rojo, se vieron ahora favorecidas, mientras que los militantes y simpatizantes republicanos eran perseguidos y marginados. La Batalla de Santander, por lo tanto, no solo fue un evento militar, sino un punto de inflexión social que alteró permanentemente la estructura de poder en la región.

Conclusiones: La Caída de Santander en el Contexto de la Guerra Civil

La caída de Santander no fue simplemente una derrota militar, sino la culminación de una serie de factores interconectados. El aislamiento geográfico y estratégico de la provincia la hizo vulnerable, mientras que la fragmentación política y la falta de cohesión entre las facciones republicanas debilitaron su capacidad de resistencia. La superioridad militar y tecnológica de los sublevados, junto con la desmoralización de las tropas republicanas, sellaron el destino del frente. El episodio del Pacto de Santoña, aunque polémico, ilustra las profundas divisiones internas que corroían al bando republicano.

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Prisioneros republicanos en la plaza de toros de Santander

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